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Análisis Juego de tronos 7x07: El dragón y el lobo

El frío asedio del invierno bajo el sol poniente.
Análisis Juego de tronos 7x07: El dragón y el lobo
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Juego de tronos arrancó en 2011 con una máxima: se acerca el invierno. Durante siete temporadas y decenas de capítulos hemos asistido al lento avance de los vientos blancos y a la constante amenaza de la muerte sobre la vida. Sí, el juego de tronos y las intrigas entre casas y dinastías, y los cuentos sobre reyes y reinas depuestos y exiliados siempre han amenizado la velada, pero la historia de la producción de HBO y la ambiciosa novela río de George R.R. Martin siempre ha sido otra.

Su autor, que planteó al comienzo de su gesta la historia de Canción de hielo y fuego como una trilogía, siempre tuvo claro hacia dónde debía dirigir su épico canto y de qué manera tenía que concluir. Weiss y Benioff, productores y padres de Juego de tronos, también. Se les podría acusar de cortoplacistas -como a muchos de los espectadores que criticaban decisiones en esta séptima temporada para a posteriori resarcirse y congratularse entre algarabías pocos episodios después-; se les podría acusar incluso de ser dos guionistas que a veces, no han estado a la altura de las circunstancias. Pero su pasión por la novela de George R.R. Martin ha resistido vientos peores y a la vista están los resultados. El dragón y el lobo es precisamente eso: resistencia y unión frente al más aciago de los destinos.

Duelo bajo el sol poniente

Duelo bajo el sol poniente

Cuando las circunstancias apremian y el peligro es adyacente hay que tomar decisiones a la altura de las mismas. La amenaza de la Larga Noche y los Otros sobre Poniente dejó de ser un retorcido canto de nana y una mera leyenda en roca y papiro para convertirse en algo real para los ojos de los más escépticos. La arriesgada misión a la que asistimos en Más allá del Muro nos ayudaba a comprender hasta qué punto había que ponerse en manos del destino para hacer creer a los más cerriles y reticentes. A Daenerys Targaryen le costó incluso la vida de unos de sus amados y queridos dragones.

Duelo bajo el sol poniente

El parlamento organizado por Tyrion Lannister en Desembarco del Rey es, paradójicamente, el inequívoco caminar hacia la boca del lobo. O la leona. El gnomo es perfectamente consciente de lo arriesgado que es reunir a todos los dirigentes de Poniente en la capital del reino, sobre todo cuando muchos de ellos han sido acusados de traición, otros son declarados pretendientes directos al trono de hierro y varios se han visto incluso condenados al exilio por sus actos contra la corona. Es la reunión política y familiar más peligrosa posible, pues incluso antiguos aliados y viejos amigos se han visto relegados a bandos distintos debidos a las vicisitudes de los tiempos. Pero desde hermanos a compañeros de armas, pasando por intereses románticos, deben aparcar sus rencillas ante el impepinable peligro que se cierne sobre ellos.

Si algo sale mal, mata primero a la perra de cabello plateado, luego a nuestro hermano y luego al bastardo que se hace llamar rey

Tras disponer a las huestes de Inmaculados y dothrakis ante las murallas de la capital, los dirigentes de la reina dragón se encaminan a un lugar especialmente simbólico: Pozo Dragón. La importancia del escenario es innegable: los actuales líderes, reinas y capitanes del agónico mundo de Poniente están bajo las ruinas del antiguo mundo. Es inevitable pensar en lo alegórico que es hablar de dragones y muertos entre las piedras y restos del esplendor de la dinastía Targaryen, otrora dominante y regente. Jeremy Podeswa, director del episodio, construye una tensa atmósfera con diligencia y férreo pulso, casi como si de un western se tratase. El duelo de miradas; el opresor silencio y el inteligente uso de la iluminación de un sol tenue y poniente, sirven como prístina alegoría para el propio relato. El mayor de los aficionados al séptimo arte pensará en el notable film de Sergio Corbucci titulado en España Salario para matar, aquel en el que los protagonistas debatían sus diferencias -plomo mediante- en una plaza de toros mientras su mundo se derruía tras ellos. El Poniente de Juego de tronos a veces parece una película de cowboys.

Duelo bajo el sol poniente

La séptima temporada de Juego de tronos ha sido vilipendiada con bastante sorna desde determinados púlpitos -a veces contando con el aplauso y el apoyo de algunos cómplices televidentes dispuestos a hacer leña del árbol caído-, señalándose con inusitado escrutinio errores que de una forma u otra siempre han estado presentes en la serie, pero que, con el avance de popularidad y ruido mediático de la serie parece que se ha concedido carta blanca para criticar aquello que antes se perdonaba con consensuada condescendencia. Si bien es lógico que se indiquen los errores de la serie -que son evidentes, pues muchos de ellos siempre han estado ahí-, ni Juego de tronos era El Padrino ni ahora es A Todo Gas. Juego de tronos es una producción única, con sus reglas y mecanismos inherentes. Y en El dragón y el lobo vuelven a aparecer, mezclando con atino todo lo que ha hecho grande a la serie en los últimos tiempos, y convirtiéndose en algo que muchos lectores de las novelas y espectadores hemos esperado durante años.

"Cersei tiene la cabeza de dos traidores en su puerta gracias a Ser Bronn de las putas Aguasnegras. Si eso no es cuidar de mí entonces qué es"

Entre la desolación y los huesos de lo que antaño fue el orgullo de la dinastía Targaryen, se debate el futuro más apremiante de Poniente. Hay que aparcar diferencias, forjar una tregua e intentar firmar un armisticio. Pero si Daenerys, reticente y empecinada, fue capaz de verlo con sus propios ojos, la decisión de traer un espectro a las arenas de Pozo Dragón poco o nada importa a una completamente ebria de poder Cersei Lannister, que parece más preocupada por reinar a cualquier precio. La figura de Sandor Clegane subiendo desde las mazmorras del coliseo con una enorme caja atada a sus espaldas es tan simbólica como lo era el ataúd que portaba el protagonista de Django: la encarnación de todos los terrores pasados, presente y futuros. Si la leona no se ha inmutado al ver a Daenerys llegar a lomos de Drogon al parlamento, tampoco parece excesivamente preocupada al comprobar que los muertos están volviendo a la vida. O al menos, como buen estratega -una vez más, hija de su padre- no lo aparenta.

Duelo bajo el sol poniente

"Esto no se trata de vivir en armonía. Se trata de vivir. Un general con el que no puedes negociar. Un ejército que no deja cadáveres"

A través de miradas rencorosas y punzantes diálogos, este sinuoso concilio de Elrond sobre el sino de Poniente parece condenado al fracaso. Tras llegar a un punto muerto debido a la tozudez de Jon Nieve -que se niega a aceptar como Rey en el Norte a otra reina que no sea Daenerys Targaryen-, Tyrion Lannister hace lo posible por hacer de tripas corazón y concertar un parlamento con su hermana tras el desplante orgulloso de Cersei. Jon tuvo más suerte que Ned Stark en su día. Este cenit en las concluidas negociaciones nos regala lo que podríamos considerar como uno de los mejores diálogos de la serie y uno de los más creíbles jamás vistos en la producción de HBO -que no es decir poco-. George R.R. Martin siempre ha abogado por un concepto el que podríamos traducir de forma literal como germinación, centrado en ir plantando las semillas y los temas principales de forma pausada y dedicada para que personajes y tramas florezcan en el momento oportuno de la manera más realista y lógica posible. Si bien Weiss y Benioff no cumplen siempre dichas reglas -y eso que eran dos buenos amos de la mazmorra en sus años universitarios conocidos por sus buenas historias en el juego de rol Dragones y Mazmorras-, cuando lo hacen, lo hacen por la puerta grande.

Duelo bajo el sol poniente

"Me complace que te hayas arrodillado ante nuestra reina. Pero has considerado aprender a mentir de vez en cuando? ¿Solo un poco?"

Las rencillas entre Cersei Lannister y su hermano Tyrion siempre han estado ahí tras decenas de capítulos y temporadas de encarnada amargura y odio visceral. Tras la injusta acusación recibida por el gnomo de la muerte de Joffrey, el asesinato de Tywin Lannister acabó por propiciar una serie de hechos que acabaron con el fallecimiento de Myrcella y Tommen, los otros dos hijos de Cersei y Jaime, algo que el propio Tyrion lamenta. La conversación en las mismas dependencias en las que el león de la roca mantenía fuertes discusiones con su hijo está trufada de buenos momentos y pequeños gestos. Para la posteridad queda la copa de vino que se sirve la mano de la reina y cede a su hermana o la mirada con la que el propio enano demuestra saber del embarazo de su hermana. Tyrion amaba a sus sobrinos, y Cersei, en el fondo de su corazón es conocedora de ello. Pero el pequeño gran león también sabe jugar al juego de tronos, y usando el estado de su hermana, juega la última carta para garantizar el futuro de Poniente ante la amenaza de la Larga Noche y salvar la tregua.

"He pensado en asesinarte más veces de las que puedo contar"

El frío asedio del invierno

Durante la séptima temporada hemos asistido a un constante lunar dramático entre las murallas de Invernalia. Juego de tronos no ha sabido usar bien sus cartas en lo relacionado a la tensión existente entre Sansa, Arya y Petyr Baelish, una tríada de personajes muy distintos con intereses dispares y pasados distantes. Sí, con mayor tiempo en pantalla se podría haber asistido a una partida de ajedrez francamente interesante, pero no ha podido ser. Weiss y Benioff han querido mostrarnos a una Sansa Stark inteligente, férrea en su papel del líder familiar ante la ausencia de Jon, e incluso, déspota cuando ha debido de serlo. Por su parte, han querido al mismo tiempo perfilar a una Arya Stark que es poco más que una asesina en serie, desdibujando mucho su carácter y condenándola a ser una mera matarife.

Juego de tronos 7x07: El dragón y el lobo

La yuxtaposición de ambas hermanas nos ha regalado algún momento interesante -derivado de la torpe maniobra de Petyr Baelish por enfrentarlas-, pero no. Juego de tronos ha sido poco honesta con el espectador, traicionado -aquí sí- sus propias reglas y jugando con lo que no se muestra en pantalla ni se cuenta. Sí, admitimos y somos conocedores de que se trata de un truco de guionista tan básico como el respirar, pero si bien el resultado es lógico y predecible para el arco narrativo de Invernalia, la falsa enemistad entre hermanas no ha sido creíble en ningún momento y se desmonta fácilmente como vehículo para la conclusión que acabamos por ver materializada en el clímax que supone el juicio de Meñique.

Juego de tronos 7x07: El dragón y el lobo

"A veces, cuando trato de entender las motivaciones de las personas, juego un pequeño juego. Me pongo en lo peor"

Ni Meñique se revela como un buen manipulador -la suspicaz mirada que enarbola ante Sansa para hacerla creer que la casa Stark y el Norte rinden pleitesía a la dinastía Targaryen es otro hito negativo en el desdibujado personaje- ni se ha generado la tensión que se pretendía. De nada sirven los ecos del pasado que podría albergar esta trama al hacer referencia a Catelyn y Lysa, madre y tía de Sansa y Arya: todo queda en una mera pantomima que acaba con el que era uno de los mejores personajes de la serie degollado en mitad de los salones de Invernalia. Incluso este hecho podría haber sido remachado con más inteligencia usando las propias referencias a la serie. ¿Por qué no ajusticiarlo con la horca? ¿O blandiendo la espada delante de todos? Ya que se juega con el recuerdo constante de Ned Stark y sus enseñanzas, ¿por qué no usarlas también para el castigo? ¿No decía Eddard que aquel que emite el juicio también debe blandir la espada? En cualquier caso, la justicia impera en el Norte.

Juego de tronos 7x07: El dragón y el lobo

"Me trajiste de vuelta a Invernalia me dijiste que no hay justicia en el mundo. Gracias por tus lecciones Lord Baelish. Nunca las olvidaré"

Justicia y redención que en cierta manera, también busca Theon Greyjoy. El personaje interpretado por Alfie Allen es uno de los más complejos y perfilados de la serie, con una evolución lógica y con varios hitos en su haber. Theon ha pasado de ser el pupilo adoptado por los Stark para evitar una futura rebelión en las Islas del Hierro al hermano díscolo y traicionero, pasando por el humillado Hediondo y terminando en el nuevo y renacido hijo de la sal. Su conversación con Jon Nieve en Rocadragón, tras el parlamento y concilio en Desembarco del Rey, termina por destrozar el muro de hielo que separaba a ambos hermanos. Dos hermanos que nunca estuvieron en su sitio real, y que ante las miradas torvas de norteños, supieron sobrevivir juntos.

Juego de tronos 7x07: El dragón y el lobo

Siempre supiste cuando hacer lo correcto, argumenta un Theon que se derrumba ante la imagen de perder a la hermana que siempre creyó en él, incluso cuando se lamía de sus heridas entre barro y celdas para perro en los dominios de los Bolton. Jon accede a perdonarle todo lo que está en su mano en una secuencia tan brillante como resolutiva -el propio Kit Harington ha reconocido que es el diálogo que más le ha gustado interpretar-, pues acaba regalándonos el resurgir del hijo del mar y el salitre en las playas de Rocadragón. Lo que está muerto no puede morir, si no que se alza de nuevo, más duro, más fuerte.

"No me corresponde perdonarte por lo que hiciste. Pero lo que puedo perdonar, lo hago. No tienes que elegir. Eres un Greyjoy... y un Stark"

Tras la reunificación de la manada de lobos, Sam y Gilly llegan a Invernalia en busca de Jon para darle la noticia: Jon Nieve no es únicamente hijo de Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark, también es legítimo heredero al trono de hierro debido a la veracidad del matrimonio y la anulación del anterior compromiso del príncipe dragón con Elia Martell. Ante el anuncio, Bran decide comprobarlo viajando al pasado y ofreciéndonos uno de los flashbacks más emotivos de la serie. En él, unos jóvenes Rhaegar y Lyanna contraen matrimonio en secreto. Quién les iba a decir que este hecho de amor acabaría por desencadenar una guerra y una rebelión que cambiaría por completo la faz de Poniente y la historia reciente de la tierra en la que viven. La legitimidad dinástica de Jon Nieve -bautizado como Aegon por sus padres en honor a la profecía del príncipe que fue prometido- altera por completo la reclamación de Daenerys Targaryen y lo llevaría a gobernar Poniente de darse el caso como Aegon VI, el sexto de su nombre. Profecía que se encarna cuando a miles de kilómetros de distancia, Jon y Daenerys, sobrino y tía, consuman su latente amor y mutua admiración. Las profecías de la Casa de los Eternos en Choque de Reyes se materializan en carne viva.

Juego de tronos 7x07: El dragón y el lobo

Mientras un amor nace, otro comienza a enfriarse en las dependencias de la Fortaleza Roja en Desembarco del Rey. La relación entre Cersei Lannister y Jaime Lannister en la serie ha sido bastante más sólida y fuerte que en las novelas, demostrándonos una ciega lealtad por parte del león con la mano de oro en varias temporadas. Si bien se ha estirado hasta casi el paroxismo, y esto ha provocado las continuas iras de lectores y aficionados a Canción de hielo y fuego, lo cierto es que se ha revelado como una maniobra inteligente por parte de Weiss y Benioff.

Juego de tronos 7x07: El dragón y el lobo

Al seguir fomentando la relación entre estos dos tortuosos personajes, la enjundia dramática de esta ruptura es incluso mayor. Jaime no puede aceptar que Cersei esté tan ciega, pero al mismo tiempo, es imposible no admirar la tenacidad de la Guardiana de Occidente, que está pensando en el golpe que puede asestar la corona tras cerrar el trato con la compañía de mercenarios formada por la Compañía Dorada y sus elefantes de guerra -en lo que supone otro enorme guiño a los lectores-. Su jugada es arriesgada: si decide usar las fuerzas de los Lannister y enviarlas a la batalla junto a Dany y Jon contra los muertos, tendrán un ejército diezmado incapaz de defender la corona y la pervivencia de los Lannister. Guardarse un as bajo la manga por si las cosas se ponen feas es digna de la mejor versión de Cersei en Festín de cuervos. ¿Os imagináis que la Compañía Dorada viene capitaneada por Daario Naharis en una nueva muestra de la llamada subversión de expectativas inherente a los escritos de Martin? ¡Cómo de brillante sería tamaño movimiento!

Juego de tronos 7x07: El dragón y el lobo

Si bien la figura de Lena Headey siempre ha sido irreprochable, es ahora en la séptima temporada cuando más la vemos más acorde a la figura de reina, déspota y peligrosa, capaz de se plantear estrategias a diestra y siniestra sin temor a nada ni a nadie. Es interesante observar cómo se han sabido perfilar con inteligencia sus decisiones, mostrándonos una evolución digna de su nombre. Si bien en Festín de cuervos se encarga de lidiar con problemas más mundanos, en la serie está jugando al más arriesgado de los recreativos: está intentando bailar con la misma muerte en los albores de la Larga Noche. Ante el temor de una decisión que Jaime considera absurda en estos aciagos tiempos, decide salir de Desembarco del Rey, desengañado y profundamente compungido tras comprobar que el único amor que ha conocido no está obrando a la altura de las circunstancias. Puede que en términos narrativos la separación hubiese funcionado también antes, pero desplazarla a un final de temporada, tras demostrar las profundas desavenencias existentes entre ambos hermanos, cuaja. Como la nieve que comienza a caer en Desembarco del Rey advirtiendo del peor de los presagios mientras la partitura de Ramin Djawadi -titulada Winter is here- cobra nuevos tintes proféticos.

Juego de tronos 7x07: El dragón y el lobo

"Cuando cae la nieve y sopla el viento blanco, el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive"

A miles de millas de distancia, en el frío y distante Norte, la amenaza se hace real. Sobre un pálido dragón, el Rey de la Noche carga contra el Muro. El frío parapeto de hielo, que durante años defendió los reinos de los hombres de la destrucción absoluta, se viene abajo tras el lastimero y sonoro cuerno de aviso de aquellos desdichados que han sido testigos del terror alado -entre ellos Tormund y Beric Dondarrion- y las incontables y silenciosas legiones de caminantes, espectros y muertos. Las advertencias de los Stark, los antiguos maestres y las llamas de Melisandre se han materializado delante de los ojos de los vivos. ¿Recordáis el terrorífico prólogo del primer episodio y capítulo de la serie y los escritos de Martin? ¿La fría amenaza del terror de la muerte helada que camina? Ya no es que se nos acerque el invierno; el invierno y sus gélidos vientos, aquellos que traen con ellos el más oscuro de los destinos, están ululando sobre nosotros.

Juego de tronos 7x07: El dragón y el lobo

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